El dengue es una de las enfermedades más extendidas de todo el planeta. Se estima que alrededor de la mitad de la población mundial está expuesta a contraerla. Es muy difícil estimar el número exacto de casos anuales, puesto que suelen estar documentados de manera insuficiente y en muchas ocasiones mal clasificados, pero la OMS calcula quese producen unos 390 millones de infecciones por dengue cada año.
Al igual que la malaria, otra de las graves pandemias que sufrimos en la actualidad, el virus que provoca la enfermedad se transmite mediante la picadura de mosquitos, principalmente las hembras de una clase conocida como Aedes aegypti que además es el responsable de la transmisión de otras enfermedades como la fiebre amarilla o la fiebre chikunguña.
Durante dos décadas numerosos equipos de investigación han estudiado la posibilidad de introducir masivamente mosquitos, genéticamente modificados, que alteren el ciclo reproductivo de las hembras causantes de la transmisión de la enfermedad.
En este caso nos encontramos ante mosquitos de la especie Aedes aegypti cuyo ADN ha sido modificado con el objetivo de impedir que produzcan crías viables. Estos mosquitos transgénicos (OX513Z) atraen a las hembras pero su cópula tan solo dará como resultado crías que fallecerán sin llegar a adultas, consiguiendo de esta manera reducir drásticamente la población de esta especie.
Además de todos las test realizados en laboratorio durante los últimos diez años, se han realizado ya pruebas reales en municipios brasileños como Piracicaba en donde se lograron excelentes resultados con una disminución de hasta el 95% de la especie.
Por supuesto, poner en libertad estos mosquitos transgénicos ha levantado alguna que otra polémica y aegypti deje vía libre a otro tipo de especies (como el temido mosquito tigre, Aedes albopictus) que podrían ocupar el nicho que queda vacío y que también son fuentes de transmisión de enfermedades infecciosas.
algunos sectores advierten de algunos riesgos. La principal preocupación es que ante la desaparición del mosquito
Es por ello que la decisión de liberar los mosquitos modificados debe ir acompañada de otra serie de medidas de control sobre el resto del entorno y de un minucioso análisis del impacto en otras especies que la disminución de población del aegypti pudiera provocar.
Aun así, el problema del dengue en determinados países, como Brasil, es lo suficientemente preocupante como para iniciar acciones como ésta y pueden ser un buen indicativo para comprobar in situ su eficacia y posteriores ventajas e inconvenientes en uno de los lugares más afectados por el dengue.
El año pasado, y solo en Brasil, se produjeron más de un millón y medio de casos de dengue, de los cuales 575 fueron mortales para los pacientes, en su gran mayoría bebés y niños jóvenes.
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