Modernizan estetoscopio para detectar cáncer de pulmón

Algunas tecnologías han evolucionado muy poco desde su nacimiento y el estetoscopio es un claro ejemplo de ello. Inventado en 1816, ha cambiado tan poco que hoy en día es un símbolo íntimamente unido a la figura del médico (junto con la bata). Sin embargo, algunos expertos auguran que ha llegado la hora para el fonendoscopio, que debe actualizarse con los nuevos avances o desaparecer dignamente y ceder su lugar a nuevos sistemas más eficaces.
Así lo aseguraba un editorial de la revista médica Global Heart, que este mismo año comparaba esta herramienta de auscultación con los formatos de grabación musical: “Así como los vinilos fueron reemplazados por los cassettes y estos por los CD, el estetoscopio debe ceder el paso a los ultrasonidos”, defendían.
Es cierto que los escáneres de ultrasonidos portátiles representan un avance importante para los diagnósticos: si con los estetoscopios es posible escuchar el interior del cuerpo humano, con estas tecnologías se pueden ver los órganos. Sin embargo, y aunque este sistema esté llamado a ser la herramienta de diagnóstico del futuro, lo cierto es que de momento su precio es prohibitivo: mientras que uno de estos escáneres alcanza fácilmente los 6.000 euros, el tradicional estetoscopio no suele superar los 400 euros… y pueden comprarse modelos por menos de 100 euros.
Del mismo modo que el vinilo todavía no ha desaparecido, los estetoscopios pueden tener una segunda juventud si se les maquilla con las últimas tecnologías. Especialmente en países en vías de desarrollo, donde una herramienta tan sencilla y barata puede tener un valor incalculable. Por eso no son pocos los investigadores y emprendedores que trabajan para modernizar el fonendoscopio y volverlos, tal y como requiere la moda actual, inteligentes.
No hace falta irse muy lejos para encontrar ejemplos. La empresa española Kukupia ya tiene a la venta Ekuore, un fonendoscopio electrónico inalámbrico que se conecta mediante Bluetooth a móviles e incluso altavoces y auriculares. Funciona de forma similar al aparato tradicional pero con una interesante adición: la posibilidad de grabar, almacenar y compartir el sonido auscultado que, además, se escucha con mayor claridad que en su versión analógica.
Otra propuesta más reciente consiste en un estetoscopio conectado al smartphone por USB, que aprovecha la moda de los dispositivos de bajo coste que se conectan al móvilpara mejorar sus prestaciones sin necesitar más tecnología en su interior. Ha sido desarrollado por investigadores del MIT con un ojo puesto en los países en vías de desarrollo.
Las enfermedades pulmonares como la neumonía y el cáncer de pulmón son responsables del 14% de muertes en todo el planeta. Su prevalencia es aún mayor en los países menos favorecidos, donde la contaminación es peor, existe un porcentaje superior de fumadores y el trabajo minero es más habitual.
No es el único problema al que se enfrentan estos países en cuanto a patologías pulmonares se refiere: “Al mismo tiempo, no hay suficientes especialistas para ver a los pacientes y muchos de los médicos generalistas carecen del entrenamiento necesario para detectar estas enfermedades”, explica el investigador del MIT responsable del estetoscopio inteligente, Daniel Chamberlain, a The Boston Globe.
Diagnosticar un cáncer de pulmón requiere máquinas como escáneres de resonancia magnética que pueden costar más de 100.000 euros. Frente a esto, la tecnología desarrollada por el MIT vale menos de 50 euros: “Sólo es necesario un estetoscopio y un medidor de flujo espiratorio”, asegura. Y por supuesto un móvil Android, que puede ser de cualquier tipo.
Premiado con 100.000 dólares
¿Cómo puede un sistema de bajo coste competir con tecnología de alta precisión? El estetoscopio, conectado al móvil, graba las respiraciones, mientras que el medidor de flujo comprueba lo bien que el paciente expele el aire. Por último, el enfermo contesta un cuestionario con una serie de preguntas. Con toda esta información, una app emplea un algoritmo (desarrollado por los mismos investigadores) para analizar el caso y dar un diagnóstico.
Puede decirse que la idea ha convencido: el mes pasado Chamberlain y el resto de investigadores ganaron un premio de 100.000 dólares patrocinado por Vodafone que selecciona tecnologías inalámbricas de alto potencial, especialmente en el campo de la salud. El siguiente paso será enfrentar el fondendoscopio low cost con los métodos tradicionales (que, como dijimos, requieren maquinaria valorada en más de 100.000 euros de media). La lógica indica que su fiabilidad no será comparable, pero sin duda se trata de un diagnóstico previo de lo más útil que podría ahorrar gastos innecesarios en aquellos países que menos se lo pueden permitir.

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